Anteojos negros, pañuelo de colores al cuello, Elisa Carrió dejó la reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados menos de media hora después de iniciado el encuentro, en medio de una pelea con los representantes del Frente de Izquierda (FIT).
«Besos a la izquierda, besos a la izquierda», les dedicó, sobradora, Carrió a los diputados del Partido Obrero Pablo López y Soledad Sosa, mientras caminaba hacia la salida. Unos segundos antes, López le había reclamado que dijera qué funcionarios del gobierno nacional protegían a Julio De Vido, como ella había denunciado.
La pelea empezó cuando el diputado del FIT pidió la palabra para justificar el rechazo a la expulsión de De Vido. Mientras López exponía, Carrió conversaba en voz alta con Alicia Terada, otra diputada de su bloque. «Sacame una selfie», pidió a otros integrantes del oficialismo, justo cuando le daba un abrazo a la chaqueña Terada.
López se enojó. «Presidente -le reclamó a Pablo Tonelli, a cargo de la comisión-, dígale a Carrió que si quiere hablar se puede ir afuera, o que en todo caso diga los nombres de los funcionarios que protegen a De Vido.»
La diputada sólo atinó a asentir con la cabeza. Enseguida se puso los anteojos negros y el pañuelo, preparando la partida. «Si no da los nombres, ella también está encubriendo», arremetió el diputado.
Después le tocó la palabra a Sosa, también del PO. Todavía en la sala Carrió seguía charlando con diputados de su bloque, muy sonriente. En un momento hizo una suerte de ejercicio de yoga. Con las manos en alto a cada lado de su cuerpo, flexionó varias veces las rodillas.
Sosa la acusó de «hacer ridiculeces», para «escaparse una vez más y no escuchar a la izquierda». Entonces, Carrió encaró para la salida. Sólo volvió sobre sus pasos para tirarles besos a los dirigentes del FIT. Cuando salía pareció responderles algo sobre De Vido. Pero no llegó a oírse.
Ya sin Carrió, la pelea la siguió la radical Karina Banfi. Dijo que los diputados de la izquierda le generaban «ternura» porque buscaban «cinco minutos de cámaras para rescatar algunos votos». Ya más seria, después anunció que el oficialismo no aceptaría las abstenciones, y dijo: «Una abstención es ser cómplice del diputado De Vido».
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