A partir del 1 de noviembre se hará realidad un cambio radical que, luego de 20 años, modificará los pasos de la tradicional cadena de pagos de medicamentos entre el PAMI y sus afiliados, una movida estratégica en la que pierden poder los laboratorios y se empoderan el PAMI y las farmacias.
El objetivo es garantizar un mejor funcionamiento en la cadena de pagos y quitarle poder a los laboratorios, a través de una descentralización en la negociación que se hace actualmente.
Cabe destacar que este quiebre en el circuito histórico de pagos de la obra social no generará alteraciones en los descuentos que tienen hoy sus afiliados.
Es en este sentido que se generarán dos grandes cambios: por un lado, confirmaron en PAMI que la obra social se hará cargo de toda la parte informática de validaciones, a través del nuevo sistema “Farmapami”. Y además, lo más importante, se suspenderá la función que venían cumpliendo las cámaras de los laboratorios, por lo que dejarán de tener participación la cámara de los multinacionales.
La modificación regirá en principio sólo para los remedios denominados ambulatorios, que se venden bajo receta y de los cuales las farmacias tienen un stock. En cambio, hasta abril seguirán siendo administrados por las cámaras que reúnen a los laboratorios los medicamentos de alta complejidad, que se compran por encargos puntuales.
En cuanto al dinero para pagar los medicamentos, será directamente entregado a los colegios farmacéuticos, que en Argentina son cinco y representan a todas las farmacias del país. “Con ese dinero, las farmacias les comprarán a las droguerías, y éstas, a los laboratorios, bajo las condiciones establecidas en las cartas de intención”, detalló el director del PAMI.
Este funcionamiento, que tampoco parece muy sencillo, tendería a “una mayor transparencia y a tener menos mediadores”, detalló Cassinotti. De hecho, así es como funcionan las otras obras sociales del país, “con la salvedad de que no tienen acuerdos con los laboratorios, como sí tendrá el PAMI a partir de ahora”, señaló.