25 de mayo, 2019

Macri busca un candidato a vicepresidente que amplíe la base electoral de Cambiemos

En el gobierno evalúan a Miguel Ángel Pichetto, Martín Lousteau y hasta Gabriela Michetti como posibles candidatos a vicepresidente

Rogelio Frigerio no descartó una alianza electoral de Cambiemos con el peronismo no kirchnerista, como Alternativa Federal. «Estamos de acuerdo en ampliar la base de Cambiemos, puede tener que ver con la próxima elección o no, pero necesitamos ampliar la base para gobernar mejor y lo planeó el Presidente también», dijo en declaraciones públicas.

En efecto, si hay algo que Mauricio Macri no descarta es la ampliación de Cambiemos. Y así se lo transmitió al presidente de la Unión Cívica Radical, Alfredo Cornejo, quien le llevó la idea preocupado por el duro panorama electoral tras los ajustes económicos. El problema, como lo aceptaron distintos dirigentes de la coalición, es que no hay referentes fuera de Cambiemos con interés en integrarse.

Quizás por eso, la primera opción que estuvo analizando Macri para demostrar su vocación aperturista fue ofrecerle el segundo lugar en la fórmula a Martín Lousteau, un economista que se define a sí mismo como socialdemócrata y que, desde ahí, tomó la decisión de afiliarse a la UCR. Lousteau tiene críticas profundas sobre la gestión presidencial, así se lo planteó personalmente a Macri, y nada haría suponer que está dispuesto a asumir el compromiso de la candidatura a la vicepresidencia.

La otra opción que empezó a analizar el Presidente está directamente afuera de Cambiemos. Se trata de Miguel Angel Pichetto, el senador peronista que este año concluye su mandato y se postula como precandidato a presidente por Alternativa Federal, un espacio que comparte con el gobernador cordobés Juan Schiaretti, el salteño Juan Manuel Urtubey y el precandidato que más mide en esa coalición peronista, Sergio Massa.

A Pichetto le tocó mostrarse abierto con otro precandidato a presidente, Roberto Lavagna, y se ofreció a mediar para integrarlo a Alternativa Federal, que como se sabe no lo logró. Y en el camino, como también se sabe, terminó ganándose la enemistad de Massa, que vio en esos movimientos de Lavagna una estrategia para limarlo.

Macri realizó un extraño camino desde que accedió al poder, alejando a sus armadores políticos, a quienes suele criticar por ser parte de la «vieja política». Pero en ese trayecto se encontró con Pichetto, quien parece haberse transformado en un pedagogo político del Presidente, que empezó a referirse al senador como «un sabio hombre de Estado», «una personalidad con capacidad de anteponer los intereses del país al suyo propio», «un político realista que también entiende los desafíos que vienen», por mencionar solo algunos de los elogios que Macri le dirige incluso ante su propio Gabinete.

Pichetto nunca quiere revelar el contenido de los diálogos que mantiene con Macri. Acepta que se reunió varias veces, más de las que se conocen, pero en público prefiere mantener distancia. Tanto es así que, preocupado por las repercusiones negativas que podría tener en Alternativa Federal un encuentro con el Presidente, no aceptó que figurara en la agenda que se envía a la prensa. Claro, de la reunión que tuvo el lunes de esta semana en Olivos, nadie se enteró. Hasta que se aceptó difundirla, solo cuando se enteró que también Urtubey se reuniría con él y luego de chequear la foto, porque no quería que lo mostrara demasiado empático con Macri.

Macri, y Marcos Peña, seguirán diciendo que la fórmula de Cambiemos será la misma que se presentó en el 2015. Sin embargo, todos los indicios hablan de un Presidente que analiza distintas opciones, ya no en el núcleo duro de su propio Gabinete, sino afuera, del Gobierno, incluso de la coalición.

Es que el Presidente está decidido a no resignar su candidatura a la reelección, algo de lo que ya tomaron nota Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. Está convencido de que el rumbo es el correcto y después del enorme sacrificio que está cayendo sobre la población, no está dispuesto a que quien lo suceda, pueda beneficiarse de una economía ordenada, abierta, con superávit exportador y con capacidad de iniciar una etapa de crecimiento genuino.

Si gana, necesitará ampliar su base política para alcanzar un respaldo suficiente que le permita llevar adelante las reformas que vienen. Es obvio que no alcanza con el radicalismo para obtenerlo. Como Cornejo, sabe que necesitará del peronismo no K, antes o después de las elecciones.