7 de abril, 2018

Lula se entregó a la policía y entrará en la prisión de Curitiba

El ex mandatario se entregó voluntariamente a la Justicia; será alojado en una celda exclusiva y con fuertes normas de seguridad.

Tras el ultimátum de las autoridades para que se entregara sí o sí esta noche, el expresidente brasileño Luiz Inácio «Lula» Da Silva se entregó voluntariamente a la Justicia y salió caminando cerca de las 19 del Sindicato de Metalúrgicos de San Pablo.

 

 

Allí estaba el exmandatario desde el jueves, tras la orden de detención dictada por el juez Sérgio Moro. Afuera, los manifestantes coreaban consignas de resistencia e intentaban vulnerar las vallas. Lula intentó esta tarde salir en un auto gris sin poder lograrlo.

 

 

 

Después de un fuerte discurso en el que cargó contra la política brasileña y el juez Sérgio Moro, el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se entregó este sábado ante las autoridades: cumplirá una condena de doce años de prisión luego de que fuera condenado -en tres instancias- por el delito de lavado de dinero y corrupción pasiva, luego de que un empresario lo acusara de recibir un departamento a modo de coima.

 

 

Da Silva salió en medio de una multitud del sindicato metalúrgico de San Bernardo do Ocampo en el que pasó las últimas 24 horas, a la espera del vencimiento del plazo que le había dado Moro para entregarse voluntariamente.

 

 

Sólo abandonó la sede gremial para asistir a una misa en recuerdo de su esposa, Marisa Rocco, que cumpliría hoy 68 años. Doña Marisa, como se la conoció en todo el país, murió en febrero de 2017, y era una de las personas investigadas en la causa por la que hoy su viudo vuelve a prisión.

 

 

 

«Voy a cumplir el mandato de prisión», había confirmado Lula esta mañana, en medio de un duro discurso en el que convocó a sus seguidores del Partido de los Trabajadores, y a los movimientos de izquierda en general, a seguir su legado, en especial con su salida forzada de la carrera presidencial.

 

 

«Ustedes, de ahora en adelante ya no se llaman Chiquita o Pedrito: todos ustedes son Lula y van a andar por el país haciendo lo que precisa hacerse», exhortó Da Silva, ante la multitud que lo acompañó desde que se oficializara la orden de detención en su contra.