24 de abril, 2019

La declaración completa del espía denunciado por la AFI en el caso D’Alessio

Claudio Alvarez es investigado por haberse presentado sin autorización ante el fiscal del Triple Crimen. Un informe suyo fue empleado para pedir datos oficiales y extorsionar a personas

Como en un juego de chicos, todos los involucrados de la causa D’Alessio se señalan entre ellos para encontrar al responsable del escándalo que se desató. Lo que se investiga es quiénes habrían sido parte de una red de espionaje político-periodístico y judicial que llevó adelante distintas maniobras extorsivas. El único espía que enfrentó una indagatoria hasta ahora fue Claudio Oscar Alvarez, miembro de Contrainteligencia que fue denunciado por la AFI y tuvo que contestar preguntas como sospechoso.

El nombre de Álvarez, de 53 años, apareció cuando el suspendido fiscal de Mercedes Juan Ignacio Bidone lo mencionó como nexo con el ex agente Rolando Barreiro y luego con el falso abogado D’Alessio.  Tras esa revelación, la AFI lo denunció. A través de un falso informe de inteligencia, Álvarez permitió que se pidieran datos oficiales en el marco de la causa del Triple Crimen de General Rodríguez, y luego se usaran esos registros para «apretar» al empresario Gabriel Traficante.

Álvarez se presentó la semana pasada a una indagatoria ante el juez Luis Rodríguez y dijo que fue engañado: afirmó que el fiscal Bidone le pidió una reunión para corregir una cuestión semántica de una declaración y lo hizo firmar un papel pese a que no tenía sus lentes. En su explicación como acusado dijo que no se dio cuenta de lo que hacía y que «esa nota es una falacia».

Lo cierto es que el juez Rodríguez ahora debe decidir si procesa a Álvarez como parte de los involucrados en el intento de extorsión a Traficante. Podría convertirse en el primer agente en actividad de la AFI en ser procesado por esta maniobra. El juez de Dolores Alejo Ramos Padilla le pidió a Rodríguez una copia de declaración que dio Alvarez, y también podría llamarlo a indagatoria.

Aquí los detalles de la declaración del agente de inteligencia.

 El vínculo con Barreiro. Álvarez explicó que conocía a Rolando Barreiro de la ex SIDE –aunque trabajaban en distintas áreas- y de la zona sur, donde ambos vivían. Como agente operativo, su tarea estaba relacionada con la investigación de delitos de narcotráfico, secuestros y trata de personas. Con Barreiro nunca trabajó ni cruzó información.

El momento en que apareció D’Alessio. Se lo presentaron en el año «2015 o 2016» a través de un agente  al que Infobae identificará con las siglas G.P. «que duró muy poco en la agencia». «Como D´Alessio era una persona que manejaba temas de drogas, pidió autorización a la agencia para obtener información del mismo. D´Alessio le daría una información sobre un narcotraficante que iba a entregar información de otro narcotraficante. «Fui autorizado por la Agencia para tomar contacto con D´Alessio», afirmó. Precisó que se reunió en la oficina que D’Alessio tenía en Canning en donde «se presentó como abogado, que tenía relaciones con la DEA. En el lugar decía abogados». El supuesto letrado le mostró «fotos e información de otros procedimientos, incluso le dijo que estaba haciendo contacto con el Hezbollah.

«Lo quería cagar a trompadas». En el marco de una investigación, con la información aportada por D´Alessio, Álvarez citó a un narcotraficante en una pizzería ubicada en la calle San Juan y la Rioja, llamada «La Posta«. Se sentaron en una mesa con el narcotraficante que iba a delatar a otro. Pero a los cinco minutos, desde otra mesa, vio a una mujer filmándolo con su celular. Se paró y trató de sacarle el celular a la joven. Se fue sin poder hablar con el narcotraficante, «salvo dos palabras sin relevancia». Cuando volvió a ver a ver a D´Alessio, dijo, «lo quería cagar a trompadas».

«Calmate, gordo». «Mucha gente lo justificó y protegía a D ´Alessio«, dijo Álvarez. Después de eso, «quedó muy mal la relación con D´Alessio. Cuando lo encaró, lo increpó». Barreiro lo llamó y le pidió que se calmara («calmate gordo») y hasta le comentó que a él le había pasado algo parecido. «Barreiro no hablaba bien de D’Alessio, pero este no andaba bien de plata y se estaba por ir de la agencia. Barreiro lo tenía a D’Alessio como alguien fanfarrón y ostentoso». Según Álvarez, después de eso, trató de «de calmar las cosas y no confrontarlo más. Que no quería ponérselo de enemigo, ya que D´Alessio tenía todos sus datos y podía jugarle en contra».

Un pago por seguridad con otro espía. Álvarez afirmó que «a D´Alessio no lo vio más hasta que Barreiro lo volvió a llamar y le dijo que D´Alessio necesitaba alguien que se pare en la puerta del estudio y le pagaría por ello». Según le explicó, «D´Alessio le llevaría una plata y necesitaba dos custodias». Álvarez fue «con otro agente llamado D.T.» Se quedaron en una antesala que tenía en el estudio ubicado en Canning en las Toscas. «Entraron unas personas a ver a D’Alessio. Luego D’Alessio les pagó y se fueron», señaló. Barreiro volvió a llamarlo para que fuera a otro lugar pero esa vez le dijo que no.

La banda de «desaforados». A mediados del año 2017, Barreiro le dijo que D´Alessio quería hablar con él, pero Álvarez respondió que no le interesaba. «Barreiro le contó en esa charla que él era amigo del fiscal de Mercedes», dijo. Álvarez recordó que le había contado a Barreiro una anécdota de 2014 cuando «con un compañero fueron a comer a una parrilla» y «en el lugar cerca de donde estaban había un grupo de policías comiendo, los cuales se conocían de vista y del trabajo». A un costado, había otra banda de «desaforados» que comían, tomaban cervezas. «Los policías se miraban y se reían por la situación. El grupo este hablaba y se echaban la culpa el uno al otro sobre la responsabilidad del Triple Crimen (…). Luego los policías les comentaron que aquellos eran de una banda vinculada a temas aduaneros, sin recordar referencias a nombres puntuales».

Bidone, D’Alessio y «la señora Carrió». Barreiro le pidió a Álvarez, según contó, que le relatara «esta anécdota al Fiscal de Mercedes, que era amigo suyo, a lo que le contestó en principio que no. Ante lo cual le dijo que Bidone, junto con D’Alessio y la señora Carrió, estaban relacionados trabajando en algo serio vinculado a la investigación del Triple Crimen». El espía precisó que ante ello «accedió y Barreiro lo pasó a buscar a fines de 2017 con una camioneta y se dirigieron hacía Mercedes». Durante el viaje, contó Alvarez, «Barreiro le manifestó que tanto él y D´Alessio seguían trabajando para la AFI».

La declaración. Alvarez detalló que en la fiscalía de Mercedes repitió la anécdota de los desaforados y Bidone le preguntó «sobre Mister Corea y Traficante, entre otras personas que no recuerda». Bidone le preguntó si «podía poner esa anécdota en su investigación» y «redactó un informe con unas circunstancias que coincidían con su versión». Alvarez asegura que «lo leyó por arriba y lo rubricó.» Se fueron y Barreiro lo dejó en su casa.

Cuestiones semánticas. El 4 de enero de 2018, Bidone lo contactó por WhatsApp al teléfono que le había pasado en aquella ocasión y le pidió una reunión «para cambiar distintas cuestiones de la nota que firmara, por razones semánticas«. Alvarez respondió que «estaba trabajando en SITEFA, perteneciente a la AFI, ubicada en Gral. Paz» y que no podía ir hasta Mercedes. Unos días después, el 10 de enero de 2018, Bidone se acercó hacía allí, puntualmente a la estación de servicio Shell ubicada sobre la General Paz, frente a Tecnópolis, con sentido a provincia. Fueron hasta el fondo del salón y Bidone le dio ese informe por el que Alvarez fue llamado a indagatoria.

Los lentes.  «No lo leí en ese momento», dijo Alvarez. «Bidone dijo que había cambiado dos boludeces. No tenía lentes y la verdad que confiaba en lo que el mismo le estaba dando. Era un fiscal a cargo de una investigación muy importante». Según explicó, Bidone solo le dijo que había cuestiones que estaban mal redactadas con respecto a la anterior. Después, nadie más se contactó con él. No volvió a ver ni a Bidone ni a Barreiro ni a D’Alessio.

Pedidos, cámaras y careos. La defensa solicitó que se pidieran las cámaras de seguridad de la estación de servicio y entregó su teléfono para cotejar los teléfonos de Whatapp. Preguntado por el tribunal dijo que no conocía al periodista Daniel Santoro o la diputada Paula Olivetto e insistió en que Barreiro decía que D’Alessio y Lilita estaban trabajando sobre algo importante. Se puso a disposición del tribunal para «realizar los careos que correspondan con Barreiro, D´Alessio y Bidone.

Rodríguez tiene en sus manos desde 2016 la denuncia por el intento de extorsión a Traficante. La causa se activó en febrero luego de que D’Alessio fuera detenido por la justicia de Dolores y  el fiscal Carlos Stornelli, que lleva la causa de los cuadernos, quedara en la mira. Stornelli fue quien tomó las declaraciones a la viuda del secretario privado de Néstor Kirchner y su ‘testaferra’ hablando de un soborno al juez Rodríguez para frenar las investigaciones en su contra por el dinero llevado al exterior. Diputados aliados de Carrió promovieron su juicio político.

Hace unas semanas, el juez Alejo Ramos Padilla le pidió al juez porteño que se declare incompetente porque el caso de ese empresario se investiga como una maniobra más dentro de otra seguidilla de maniobras analizadas en la red de espionaje político-judicial que quedó bajo la lupa de Dolores. El pedido a Rodríguez, sin embargo, aún no llegó a Comodoro Py por un planteo que le hizo el fiscal Juan Pablo Curi, de Dolores, y todavía está pendiente. En tribunales algunos creían que Rodriguez iba a reclamar para sí la competencia de la causa de Dolores, justificando que su investigación fue la más antigua, pero hasta ahora no lo hizo.