Tras el multitudinario velatorio de Débora Pérez Volpin, su pareja, el periodista Enrique Sacco, habló con los medios sobre el duro momento que atraviesa la familia de la periodista, desde la puerta de la Legislatura porteña.
«Le agradecemos infinitamente a los ‘remolones’, que vinieron de Florencio Varela, o de Lanús y hasta algunos de Salta a, e incluso provincias como Salta, y consideraron que tenían que estar acá», destacó Sacco.
Acompañado por la familia, el periodista deportivo aclaró que no tienen rencores por su repentina muerte: «Quiero decir que la familia de Débora no tenemos rencor ni deseos de venganza, sólo queremos saber la verdad».
«No podemos entender cómo nos ha cambiado la vida de un día para el otro», señaló el esposo de la legisladora de Evolución.
«A Débora no la vamos a despedir. La vamos a festejar, la vamos a recordar. Yo que soy su compañero de estos últimos tiempos y estoy profundamente enamorado de ella, no puedo entender lo que ha pasado. Sólo sé que estaba enamorado de una mujer maravillosa, que conmocionó al país y gente afuera del país por lo maravillosa que era», expresó emocionado Sacco.
Por su parte, el abogado de la familia de la periodista, Diego Pirota, aseguró que la familia no necesita “los resultados de una autopsia para saber que las lesiones las causó la endoscopía».
«Entendemos que si ingresa una persona sana sin lesiones y 18 minutos después muere, y encuentran lesiones, no hay dudas de que fueron provocadas durante el procedimiento», reafirmó el representante legal en diálogo con el canal TN.
La diputada porteña ingresó a la Trinidad de Palermo el pasado lunes, para realizarse uno estudios por un dolor abdominal. Al día siguiente, durante el estudio de rutina murió.
El sanatorio informó, en un breve comunicado, que la muerte se ocasionó por un paro cardiorrespiratorio. Pero la autopsia reveló que, en realidad, se ocasionó por «lesiones y perforaciones con insuflación».
Cabe destacar que, por la Legislatura, pasaron más de 4 mil personas para despedir a la periodista, entre amigos, colegas y televidentes, que quisieron mostrar su agradecimiento a los años que ella les había dedicado desde la pantalla chica.
«Arriba remolones», era la frase con la que cada mañana, durante más de diez años, Débora despertaba a sus espectadores, como si fuera una madre saludando a sus hijos y dando energía para comenzar el día.
«Vine porque la quería, me acompañaba, porque me sentía contenida por ella a través de la tele. Una persona excepcional, buena gente, nunca la traté, pero hoy quise venir porque el corazón me lo ordenó», dijo Roxana, que viajó desde Lanús al Microcentro.
