9 de agosto, 2018

El Senado rechazó el proyecto de legalización del aborto

Como se esperaba, la votación fue 38 contra 31 en contra de la iniciativa que había obtenido media sanción en la Cámara de Diputados.

Luego de un debate histórico, el Senado de la Nación rechazó la legalización del aborto, con 38 votos en contra, 31 a favor y las abstenciones, del santafesino Omar Perotti y la neuquina Lucila Crexell.

Con este rechazo, la iniciativa no se podrá debatir de nuevo hasta el año que viene, cuando comience el año parlamentario el 1° de marzo.

 

 

Sin embargo, quienes impulsan la ley reconocen que en 2019 será difícil retomar la discusión debido a que la conformación del Congreso será la misma y, sobre todo, porque es un año electoral.

 

 

El debate legislativo fue seguido con expectativa en las inmediaciones al Congreso nacional por una multitud de personas a favor y en contra de la iniciativa.

 

 

La vigilia popular comenzó cerca del mediodía de este miércoles y se transformó en masiva con el paso de las horas, pese a la fuerte tormenta de lluvia y viento. Paralelamente, se celebraron manifestaciones a favor en las principales capitales de provincias y en más de 40 ciudades del mundo.

 

Varios senadores evaluaron al comenzar la discusión la posibilidad de que en caso de que el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo fuera rechazado se votarían otros proyectos intermedios.

 

 

Entre las propuestas mencionadas figuraban una que propone la despenalización en general del aborto como práctica y otra que refrenda el fallo de la Corte Suprema, conocido como «F.A.L.», acerca de que no resulta punible la interrupción del embarazo proveniente de toda clase de violación y que cualquier caso de aborto no punible no está supeditado a trámite judicial. Sin embargo, las negociaciones legislativas parecían haber fracasado.

 

 

En el debate no faltaron las denuncias de presiones, como la del entrerriano Pedro Guastavino, que señaló que recibió «gran cantidad de mensajes que en nombre de Dios» lo «descalificaban», o el caso de la rionegrina Silvina García Larraburu, quien afirmó que publicaron su número de teléfono en las redes sociales por haberse pronunciado en contra del proyecto.

 

También quedaron en evidencia las tensiones en el seno del oficialismo, cuando la presidenta del Senado, Gabriela Michetti, se enojó con el jefe del interbloque Cambiemos, Luis Naidenoff, por cuestionar la administración del tiempo que hacía para cada discurso.

 

 

Hubo además un momento de emoción cuando la oficialista Gladys González, senadora por Buenos Aires, se quebró al fundamentar su voto a favor -por el que recibió presiones y amenazas, según advirtieron otros senadores- y expresar que su «sueño» era que sus hijas «puedan planificar» tener familia, como lo hizo ella cuando se convirtió en madre.

 

«Sueño con que nunca mis hijas tengan que tomar esa decisión. Pero si tienen que hacerlo, quiero que lo hagan seguras, acompañadas, con el amor que necesitan para ese difícil momento. Sueño para las mujeres una vida sin violencia», expresó.

 

 

Una de las últimas oradoras fue la expresidenta Cristina Kirchner, quien pidió «hacer un esfuerzo para poder darle una respuesta» a los argentinos que «reclaman derechos» y también pidió «al colectivo feminista que no se enoje con las religiones, con la iglesia».

 

La senadora se manifestó segura de que dentro de unos años esta ley será sancionada y reconoció que no fue su hija Florencia quien le hizo cambiar la actitud frente a la interrupción del embarazo sino «las miles y miles de chicas y cómo abordaron la cuestión feminista».

 

 

Otro de los discursos remarcables fue el de Fernando Pino Solanas, quien reclamó para las mujeres el «derecho a gozar» y a «decidir sobre su cuerpo».

 

 

«Hay miles de mujeres que no tienen otra opción que el aborto clandestino, porque ninguna ley represiva pudo a lo largo de la historia impedir los abortos», expresó el senador.

 

Asimismo, Solanas contó que una novia de la juventud abortó por miedo a sus padres: «Sinceremos el discursos, acabemos con la hipocresía de una clase dirigente que sabiendo que las más pudientes podían acudir a los abortos seguros, las menos pudientes estaban condenadas a la infección o a la muerte».

 

 

También sorprendió la intervención de la senadora catamarqueña Inés Blas, del partido Banca de la Mujer, quien denunció aprietes y puso a disposición del Senado su renuncia.

 

«Desde mi condición de militante siempre trabajé en defensa de los derechos de la mujer, y lo seguiré haciendo. Sin embargo, y a efectos de despojarme de las presiones que intentan ejercer para que cambie el sentido mi voto, pongo a disposición mi renuncia a la comisión», dijo Blas.

 

 

En ese sentido, se manifestó en contra porque la práctica «vulnera el derecho a la vida, el primer derecho y origen de los demás».