La multinacional Coca-Cola evalúa frenar inversiones por unos u$s 1.000 millones en la Argentina y dejar de comprar jugos a productores citrícolas por unos u$s 250 millones ante los nuevos tributos que busca imponerle el Gobierno.
La empresa analizó la situación a raíz del anuncio del Ejecutivo de que las bebidas con azúcar agregada tendrán que pagar una alícuota del 17% cuando se sancione la reforma tributaria
Las empresas productoras de bebidas azucaradas entienden que próximamente habrá un brusco cambio en las reglas de juego, por lo que ya empezaron a rediseñar sus planes de negocios en la Argentina, por lo que podría haber un fuerte impacto en la producción frutícola.
En ese marco es que Coca-Cola está evaluando dejar de comprar jugo concentrado en la Argentina. El año pasado adquirió producción por un equivalente a u$s 250 millones, lo que representa un 80% para exportación.
Se trata de jugos de limón, manzana, naranja, peras, pomelo, uva y durazno que son producidos en las regiones del NOA, NEA y el Alto Valle de Río Negro, en la Patagonia.
Pero además, los ejecutivos de la compañía en la Argentina analizan por estas horas desactivar el plan de inversión por u$s 1.000 millones que le anunciaron a Macri el año pasado.
Ahora, a días de que comience la discusión en el Congreso, el Gobierno deberá evaluar si mantiene en pie la reformar impositiva tal como la anunció, o si negocia con los privados cambios, tal como lo hizo en el caso de las bebidas con alcohol.