2 de diciembre, 2018

La Cumbre del G20 pidió reformar la OMC en su declaración final

En Buenos Aires, los líderes firmaron un documento donde admitieron la necesidad de reformar los mecanismos comerciales entre países.

Luego una Cumbre de Líderes, diecisiete bilaterales, una cena de gala, y un megaoperativo de seguridad, la primera vez del G20 en Argentina (y en América Latina) finalizó como era de esperarse, con un austero acuerdo de consenso.

 

Si bien esta vez no se habló de proteccionismo y se evitó toda condena al mismo, los países miembros acordaron una reforma de la Organización Mundial de Comercio (OMC), aunque no dieron detalles acerca del cómo. La tarea quedará para hacer en Japón, que será anfitrión del grupo en 2019.

 

 

«El comercio internacional y la inversión son importantes motores del crecimiento, productividad, innovación, creación de empleo, y de desarrollo. Reconocemos la contribución que ha tenido el sistema multilateral de comercio a este fin», reza el texto.

 

 

Al mismo tiempo, señala que «actualmente, el sistema no cumple con sus objetivos y hay espacio para mejorar». A minutos de publicarse el documento el titular de la OMC Roberto Azevedo dijo que trabajará para garantizar las modificaciones «resguardando los intereses de todos». Pero los resultados no se esperan pronto.

 

 

«Construyendo consenso para un desarrollo justo y sostenible», tal es el título del comunicado, recibe «con satisfacción el fuerte crecimiento económico mundial» aunque reconoce que ha disminuido «la sincronización entre países».

 

 

Hace sólo una cumbre atrás, mientras en Alemania las protestas en las calles se incrementaban, los líderes de los países del G20 endurecían su brecha interna mientras se desataba la «guerra comercial» entre Estados Unidos y China.

 

 

Poco importó que esa declaración fuera desmentida por varios funcionarios argentinos, incluido el propio canciller Jorge Faurie, porque se convirtió en la pregunta obligada de todos los periodistas, quienes tenían la sospecha de que, palabras más, palabras menos, el sentido de la frase sería el mismo.

 

 

Hubo que esperar hasta último momento para conocer la respuesta de China. Una vez terminada la Cumbre, y publicado el documento final, Wang Xiaciong, Director del Departamento de Asuntos Económicos de ese país, se refirió a las polémicas declaraciones y fue medido al responder que «habría que preguntarle a los pueblos y a los gobiernos de nuestros países socios que es lo mejor para su gente». Pero eso no fue todo. El funcionario se encogió de hombros y al desinflarse dijo «francamente, hubo diferencias en los debates sobre comercio».

 

 

Por otro lado, una vez más, Estados Unidos no suscribió al Acuerdo de París, contraponiéndose al resto de los países. En este marco, Trump se mantuvo fiel a su palabra. Hace tiempo que el mandatario viene afirmando que el documento que compromete a los países a reducir la producción de gases invernadero no es de su interés, lo que ratificó en Hamburgo descartando el acuerdo firmado por su propio país, y burlándose de la diplomacia internacional.

 

 

El eje cambio climático tampoco escapó a los cruces entre China y Estados Unidos. En la apertura de la Cumbre, la delegación de Xi Jinping, Francia y la ONU, ratificaron su compromiso con el Acuerdo de París y en un mensaje a Washington, los chinos dijeron entender que se trata de «un camino difícil» pero que «ya está tomado, y hay que cumplir con los compromisos asumidos globalmente».

 

 

Además, si bien el tema de género se mencionó a lo largo de todo el G20 en Argentina como una de las prioridades, lo cierto es que no hay detalles acerca de cómo los gobiernos de los países miembros piensan revertir las desigualdades económicas de género a nivel mundial. Algo similar pasó con refugiados y corrientes migratorias. Pese a que muchos líderes lo señalaron como una preocupación, no se anunciaron acciones nuevas para paliar esta problemática.

 

 

En dos semanas se cumplirá un año desde que se celebró en Argentina otra cumbre internacional: OMC. A diferencia de aquella ocasión, esta vez sí hubo documento final. «Hay vida después de Buenos Aires», dijo la entonces canciller Susana Malcorra tras intentar junto a Azevedo, acercar sin éxito posturas que se anunciaban irreconciliables.

 

 

Esta vez, la vida después de Buenos Aires será Japón. Hasta entonces, los países deberán repensar una nueva OMC. Mientras tanto, ese organismo ya advirtió varias veces, durante 2018, que las economías del G20 endurecieron sus posturas comerciales, pese a abogar públicamente por el multilateralismo. Resta ver, si en 2019, el discurso coincide con la foto.