Según el INDEC, un 27,3% de la población estuvo debajo de la línea de pobreza durante el primer semestre de este año, mientras que un 4,9% no logró cubrir sus necesidades básicas, entrando en la indigencia; resultando el período entre enero y junio del 2018 una leve desmejora de la situación social.
Ese aumento se explica por el insuficiente aumento del empleo, más aún frente a un singular crecimiento de la oferta de trabajadores y a que se aceleró la inflación, y debilitó el poder de compra de las familias.
Las expectativas por los datos parciales de la segunda mitad del año –que se harán públicos a comienzos de 2019– indican que quedará nítidamente reflejado el efecto negativo del mayor impacto de la devaluación y de la suba de los precios sobre la capacidad de compra de los salarios y jubilaciones.
Fuentes del Gobierno destacaron que desde que se modificó la metodología de medición de la pobreza por parte de la gestión anterior, a partir del segundo semestre de 2016 la pobreza se redujo en 4,9 puntos porcentuales, desde un pico del 32,2% de la población. Significó una mejora para 1,9 millones de personas.
Mientras que en el caso de la indigencia, que comprende a personas y hogares que no reúnen los ingresos mínimos para poder comprar la canasta básica alimentaria, la reducción en ese período fue de 1,4 puntos porcentuales, disminuyó en 560 mil personas.