6 de junio, 2018

ARA San Juan: auditores dieron detalles del estado del submarino

Inspectores de la Armada contaron ante la comisión bicameral que una auditoría, realizada en 2016, se encontraron fallas en la nave.

El exinspector general de la Armada Guillermo Lezana, encargado de supervisar una auditoría de 2016 sobre la fuerza naval entre otros, al desaparecido ARA San Juan-, dejó en claro ayer en el Congreso que el informe «afectaba sensiblemente los planes en vigor».

 

 

Además expuso su sucesor en el cargo, el también contraalmirante Eduardo Pérez Bacchi, quien aseguró que los «desvíos» encontrados específicamente en el submarino no revestían el carácter de «críticos» y ratificó que el exjefe de la Armada, Marcelo Srur, estuvo siempre al tanto del material recolectado.

 

 

Lezana y Pérez Bacchi expusieron ayer una nueva reunión de la comisión bicameral encargada de investigar la desaparición del submarino. El primero explicó sus funciones hasta fines de 2016 cuando fue reemplazado- y contó que entre todos los procesos exigidos ese año -como administración de personal y ejecución presupuestaria, entre otros- se incluyó el de «alistamiento de la fuerza naval».

 

 

El contraalmirante retirado además detalló que luego de realizarse un ida y vuelta con el auditado -tiene la posibilidad de estar de acuerdo, parcialmente de acuerdo o en desacuerdo con las «desviaciones» encontradas- se realizan dos informes: uno «Ejecutivo» resumen- y otro «Analítico», luego direccionado a sus superiores por los canales de comunicación formal. Es decir que Srur estuvo siempre al tanto de esas informaciones sobre la flota naval.

 

 

Un punto importante sobresalió ante los pocos legisladores que asistieron al convite y que comandó el diputado Guillermo Montenegro (PRO): en el informe se menciona la posibilidad de llevar el ARA San Juan a «dique seco» en tres años para realizar reparaciones correspondientes-, cuando el astillero había recomendado hacerlo en 18 meses.

 

 

La visita programada del submarino a esa instancia estaba programada para el mes pasado y fue solicitada en agosto de 2017 por la jefatura de Arsenales de la Armada.

 

 

Lezana habló de demoras en homologaciones de la escotilla por no contar buques con la campana correspondiente, y de allí el pedido para realizarlo con una nave brasileña, y advirtió según su conocimiento que «la entrada en dique seco era prioridad para saber el estado de las válvulas de comunicación externa-interna».

 

 

Por su parte, Pérez Bacchi reconoció que si bien las anomalías eran «localizadas» y no representaban mayor gravedad, una serie de las mismas en cualquier nave podía derivar en falla de tipo «crítica».

 

 

Los marinos admitieron que el último estudio técnico «se identificaron 15 hallazgos u observaciones» a corregir para el adecuado funcionamiento de la nave. Lezana y Pérez Bacchi informaron que la inspección se concretó en noviembre del 2016 y se presentó a fines de diciembre de ese mismo año, tras lo cual durante el año pasado se hizo «un seguimiento» de todas las medidas necesarias y que antes de la partida del submarino desde Mar del Plata hacia Ushuaia «las mismas estaban todas en resolución» .

 

 

Lezana, en otro sentido, se lamentó por una «falta de presupuesto» para llevar a cabo las tareas vitales para que la fuerza funcione sin ningún problema y advirtió que para establecer qué fue lo que realmente sucedió con el submarino «falta un elemento clave: que son los restos» del navío «para poder determinar cuáles fueron las causas» de la tragedia.