Durante su alegato final del juicio político por su enriquecimiento indebido, el camarista federal Eduardo Freiler se defendió de las acusaciones en su contra y aseguró está «muy orgulloso de todo lo hecho hasta ahora».
«No soy un juez corrupto, soy un juez probo», expresó Freiler al final de la audiencia, cuando el tribunal le concedió la oportunidad de hacer uso de sus últimas palabras.
Asimismo, el camarista manifestó estar «orgulloso de no haber dejado de lado mis convicciones a cambio de mantener, a cualquier precio, un buen pasar económico o el estatus de juez»
Durante las ocho horas de la audiencia final, su defensa no acreditó cuál fue el origen de los fondos con los que adquirió su mansión frente a la quinta de Olivos ni explicó por qué recibió 12 cheques provistos por un empresario para comprar un Mercedes-Benz.
El Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, integrado por siete miembros, comunicará su veredicto el 17 de noviembre; se necesitará, al menos, cinco votos positivos para que Freiler sea destituido como miembro de la Sala I de la Cámara Federal.