Decir groserías, hacer movimientos obscenos, sonidos extraños con la boca o saltar sin motivo aparente, pueden ser algunos de los síntomas del Síndrome de Tourette. Como socialmente la enfermedad se desconoce, quienes la padecen suelen ser objeto de discriminación.
“El Síndrome de Tourette es un trastorno del desarrollo neurológico caracterizado por múltiples tics motores y vocales que aparecen en la infancia, a menudo acompañado por alteraciones en la conducta”, explica el psiquiatra Hernán Melia, subinvestigador del Centro de Estudios Neuropsicquiátricos y Psicológicos (CENPIA) de La Plata.
A causa de la última novela del Trece, “Las estrellas”, muchos se interesaron en saber más sobre el Tourette, enfermedad que padece el personaje que interpreta la actriz, Violeta Urtizberea. Especialistas y afectados destacan la importancia de difundir información para eliminar la condena social que surge del desconocimiento de los síntomas.
Se estima que en el país el Tourette tiene una incidencia del 0.3 al 1% entre los niños en edad escolar y los síntomas suelen aparecer entre los 6 y los 10 años. En algunos casos, según la severidad del cuadro, puede afectar el rendimiento escolar y la integración social.
El nombre que se le dio a la enfermedad viene de Georges Gilles de la Tourette, el primer neurólogo que la describió. Los tics, que figuran entre los principales síntomas, por lo general se manifiestan con movimientos repetitivos e involuntarios en la zona de la cabeza o en los miembros superiores, o a través de vocalizaciones (también involuntarias) de sonidos o insultos.
“La presencia crónica, desde la infancia, de por lo menos 2 tics motores y un tic vocal, es la característica principal del síndrome de Tourette”, dice el subinvestigador del CENPIA, y explica que los tics motores son movimientos involuntarios, repentinos, rápidos, recurrentes y no rítmicos. Afecta, en una relación de 4 a 1, a los varones sobre las mujeres.
Por lo general, dentro de los primeros síntomas aparecen el tic facial (parpadeos rápidos o contracciones de la boca), sonidos involuntarios como carraspeos y aspiraciones o tics de los miembros.
Melia diferencia a los tics vocales simples (carraspear, olfatear, gruñir) de los complejos. Dentro del segundo grupo se encuentra lo que se conoce como ecolalia (repetir lo que dicen terceros), coprolalia (decir groserías) y palilalia (repetición involuntaria y monótona de la misma palabra o de la misma sílaba). Tanto la coprolalia, como la copropraxia (producción involuntaria de gestos obscenos) son relativamente raras.
“Al inicio del síndrome los tics pueden ser simples: parpadeo, muecas faciales, encogimiento de hombro, estiramiento del cuello. Varían en frecuencia y gravedad durante el curso de la vida. En general aumentan su intensidad durante la adolescencia para mejorar en la edad adulta”, cuenta Melia, y añade: “Tienden a empeorar con la ansiedad y se alivian con tareas mentales y físicas que exigen concentración, como por ejemplo hacer deportes o ejecutar música”.
Especialistas señalan que casi un 70% de los casos de Tourette vienen acompañados de algún otro trastorno psiquiátrico, como el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, o episodios de ansiedad y depresión.
En la mayoría de los casos, la enfermedad es detectada en la infancia y con el tiempo mejora e incluso puede desaparecer. Sin embargo, también existe la posibilidad de que los síntomas persistan o se exacerben con el correr del tiempo.
Ante la presencia de tics simples o complejos, o la sospecha de Síndrome de Tourette, se debe consultar a un médico neurólogo a fin de realizar un diagnóstico y un tratamiento temprano, que debe ser multidisciplinario: incluir un neurólogo o un neuropediatra con experiencia en trastornos del movimiento, un psiquiatra y un psicólogo, dependiendo de las características clínicas de cada paciente.
Asimismo, se advierte que, en el caso de los niños, es importante educar al entorno (padres, familiares, docentes) en el manejo diario del síndrome a fin de reducir el nivel de ansiedad.