22 de enero, 2018

El 25% de las familias del Gran Buenos Aires vive cerca de un basural

El oeste del Conurbano es el territorio que más padece este flagelo, con un 34,3% de los habitantes viviendo cerca de residuos acumulados sin tratar.

El 25% de las familias del Gran Buenos Aires vive cerca de un basural, lo que genera que dos millones y medio de personas tengan que convivir con la acumulación de residuos cerca de su hogar, según un informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA a pedido de la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires.

 

 

Este informe señala que una da cada cuatro familias sufre una problemática que tiene incidencia directa en la salud de la gente y puede perjudicar el desarrollo de los niños.

 

 

De acuerdo al informe, la situación se agravó en un 2% y se vuelve más grave a medida que baja la condición residencial, con lo que se agrega una nueva dificultad al segmento de la sociedad que más complicaciones tiene, según publicó Diario Popular.

 

 

El relevamiento publicado por la Defensoría que conduce Guido Lorenzino precisó que apenas un 3,6% de los hogares con un Nivel Socio Económico (NSE) Alto tiene un basural cerca de su casa, pero ese número aumenta bruscamente en los niveles Medio y Medio Bajo hasta el 25,9%.

 

 

En tanto, casi 1 de cada 3 familias (30%) que viven con un NSE Bajo o Vulnerable están cerca de residuos acumulados sin tratar.

 

 

Las villas o los asentamientos son lugares en los que más de la mitad de las personas (55,4%) viven con un basural en sus inmediaciones.

 

 

En cuanto a lo geográfico, el oeste del Conurbano es el territorio que más padece este flagelo, con un 34,3% de los habitantes viviendo cerca de los basurales y un aumento de más del 6% desde 2010.

 

 

La cantidad de vecinos damnificados desciende al 21,7% en la zona Sur, mientras que en la zona Norte compromete a un 17%.

 

 

Cada basural emana decenas de gases tóxicos que pueden provocar diferentes tipos de enfermedades, pero también alimenta la aparición de insectos y roedores e incluso, al rellenar con cascotes y residuos los humedales, favorece las inundaciones para los más humildes.